5.6.07

La guerra de castas se desinfla tras golpear Delhi

JORDI JOAN BAÑOS (Corresponsal)
NUEVA DELHI.- Las protestas de una de las castas más numerosas de la india, los gurjars, que bloquean el estado de Rajastán desde la semana pasada, llegaron ayer a la capital de la India. Aunque su llamada a la huelga general no tuvo apenas repercusión, sí que consiguieron cortar varios accesos a Nueva Delhi y provocar disturbios en algunos barrios y pueblos cercanos, donde constituyen una comunidad importante. Por lo menos un tren y un autobús fueron vandalizados. El epicentro del levantamientos está en el estado de Rajastán, que la semana pasada vio como el número de turistas se reducía a la mitad, a causa de las cancelaciones y de los cortes en autopistas y líneas ferroviarias. Nada menos que 33 trenes no llegaron a circular el pasado domingo y más de veinte tuvieron que cambiar de ruta. La movilización de decenas de miles de individuos armados rudimentariamente ha provocado 25 víctimas mortales en una semana, la mayoría en enfrentamientos con la policía. Los gurjars, tradicionalmente pastores, suman varios millones de individuos y se han levantado contra el gobierno de Rajastán por no proponer su paso a tribu catalogada, lo que les permitiría acceder a mayores beneficios sociales. No obstante, desde el viernes su aspiración está siendo violentamente contestada por los meenas, otra casta ya reconocida como tribu y que les dobla en número en Rajastán. El ejército ha debido desplegarse para evitar que los meenas alcancen la población donde la protesta de los gurjas tuvo origen, antes de extenderse a la capital, Jaipur, y desbordarse a varios estados fronterizos. Los choques entre gurjars y meenas ya han provocado cuatro muertos. Los gurjars ya han sido reconocidos como tribu catalogada en dos estados, pero no en Rajastán, donde deben compartir su condición de OBC (Otras Castas Atrasadas) con muchas otras castas, lo que a su entender ha constituido un freno para su desarrollo.

Acuerdo in extremis
No obstante, a última hora de ayer, el líder gurjar, Kirodi Lal Bainsla, llamó a paralizar la protesta y pidió disculpas por sus excesos, tras alcanzar un principio de acuerdo con la Primera Ministra de Rajastán, Vasundhara Raje, con lo que se despejan, por el momento, los temores a una guerra de castas. El gobierno estatal del BJP se ha comprometido a crear un comité que elaborará y hará llegar al Centro, en tres meses, un memorando sobre la reivindicación de los gurjars.
En India se da la paradoja de que a pesar de que constitucionalmente las castas no tienen existencia legal, la discriminación positiva sigue estrictamente la adscripción a una u otra casta. En la base del sistema están las Castas Catalogadas y las Tribus Catalogadas. Dado que, estrictamente, sólo el hinduísmo tiene castas, los cristianos, musulmanes o los sijs no se han beneficiado por este concepto. Se da el caso de que muchos gurjars se convirtieron a estas dos últimas fes en los últimos siglos, por lo que se consideran doblemente perjudicados.
Cabe añadir que el último censo de castas data de los años treinta y cada vez son más las voces que llaman a abandonar el sistema de cuotas, en beneficio de fórmulas objetivas basadas en la renta de los individuos.
En India alrededor de un 8% de la población está considerada tribal, por su forma de vida tradicional y su aislamiento del resto de la población india. La mayoría de ellos viven en zonas donde el estado todavía está poco presente, con importante actividad maoista –entre los "adivasis" del centro del país- y separatista, entre los pueblos de lenguas tibetano-birmanas del noreste. Los tribales han sido los peor parados en la India independiente y algunos consideran un abuso semántico que determinadas castas relativamente integradas aspiren a la categoría de tribus catalogadas por los beneficios materiales, sobre todo en forma de cuotas de puestos de trabajo públicos.
Por otro lado, la líder paria Mayawati, que el mes pasado se hizo con el gobierno de Uttar Pradesh –un estado más poblado que Pakistán- ha decidido amnistiar a 4.000 de los 18.000 presos de sus cárceles, para dar "una nueva oportunidad" a los internos con delitos menores y a sus familias. Mayawati aspira a capitanear a medio plazo a las Castas Catalogadas de toda a India, aunque para volver a presidir Uttar Pradesh tuvo que llegar a un pacto preelectoral con la casta superior de los brahmanes.

Apagón informativo en Pakistán
Mientras tanto, en Pakistán, tres de los canales de televisión que se han distinguido por su cobertura de las manifestaciones contra el régimen militar de Musharraf sufrían un apagón en la mayor parte del país, desde el domingo. El sábado, el suspendido Presidente del Tribunal Supremo, que se ha convertido en símbolo de la oposición al régimen, Iftikhar Chaudry, reunió a más de 50.000 apoyantes, en uno de sus feudos, la mayor manifestación hasta ahora al grito de "Fuera Musharraf".

Rojas tras 19 días de huelga de hambre en Delhi


2.6.07

HUELGA DE HAMBRE CONTRA INDIA

Dos españoles protestan por la expropiación del terreno de su ONG
JORDI JOAN BAÑOS (Corresponsal)
NUEVA DELHI.- Más gandhianos que Gandhi. Dos españoles le han echado un pulso a la India con sus propias armas, durante medio año. En su día, eligieron este país por ser vegetarianos y pacifistas militantes, y por solidaridad. Este fin de semana, veinte años después, han hecho las maletas decepcionados con un país al que tachan de "ingrato" entre otras lindezas , no sin antes protestar con tres huelgas de hambre consecutivas por la expropiación de un terreno en el que formaban equipos de fútbol vegetarianos.
El cordobés Juan Manuel Rojas alcanzó el pasado fin de semana los veintidós días de huelga de hambre en Nueva Delhi, dándola por concluida por consejo médico. La anterior huelga, de diecisiete días, la realizó en Rishikesh, siendo secundado por su socio Antonio Padilla, durante veinte días en Haridwar y trece en Delhi, cuando éste tuvo que abandonar, por hinchazón. Ambos ya se han recuperado casi del todo.
Rojas decidió en su día dedicar la mayor parte de su generoso salario de controlador aéreo a promover sus ideas sobre fútbol en India, empezando a levantar equipos de fútbol vegetarianos a principios de los noventa con Padilla, también andaluz y exprofesor del INEF. Juntos crearon el Vegetarian F.C. de Calcuta. ‘Han sido veinte años de ingratitud’, aseguran. Luego optaron por ciudades sagradas –vegetarianas y abstemias- como Haridwar, donde compraron una hectárea, origen de la actual disputa. ‘Yo creía que por ser vegetarianos eran buenos. Ahora prefiero a los jamoneros y a los bebedores’, ironiza Rojas. En 2001 convirtieron el terreno en un campo de fútbol y volvieron a montar equipos. Cuando empezaron a vallarlo, en enero pasado, la policía apareció, golpeó a Antonio y ordeno a los albañiles que deshicieran lo hecho. Estaban expropiados. ‘Lo que más me duele es que destrozaran los retratos de Manuel Fdez del Pozo’ -un teórico del fútbol- ‘porque es mi dios’, se lamenta Rojas. Aquella hectárea en las afueras, al cabo de diez años es céntrica y codiciada, y un magistrado les ha recordado que no cuentan con el permiso del Banco Central, preceptivo para los extranjeros. Ellos alegan que no tenerlo no fue óbice en su día para que se les hiciera la escritura, cuya fotocopia muestran a La Vanguardia, con sus correspondientes y cuantiosas tasas. Se sienten estafados por su abogado y por la justicia –renuncian a acudir a los tribunales- y exigen una carta de disculpa, aunque no sólo: ‘Ya no queremos el terreno, nos vamos de India, a América Latina’, asegura Antonio en su pensión, donde se recupera de la huelga de hambre. En la escritura en hindi figura el pago de unos 2500 euros, aunque aseguran haber pagado doce veces más. En todo caso, ahora reclaman su valor de mercado: ‘350.000 euros más una indemnización de 100.000’. No obstante, en una entrevista a la revista de AENA, Rojas declaró en su día que aquel dinero procedía de ‘la generosidad de otro controlador aéreo’.
Sea como fuere, la pérdida del terreno y de la actividad humanitaria que desarrollaban es real, así como sus huelgas de hambre. ‘Creen que somos turistas, no se dan cuenta de que somos idealistas’, asegura Rojas. ‘Soy el único controlador aéreo de la Tierra comido por las ratas, los escarabajos y las moscas. Doy gracias a la chica eslovaca que me ha traído esta mosquitera’, afirmaba el pasado viernes, recostado junto a un voluntario indio que le ayudaba a desentumecerse. Aunque también debe ser el único controlador que lleva tatuada en tinta verde la palabra VEG (vegetariano) en la frente y el cogote. Una ‘pintura de guerra’ que se hizo antes de entrar en huelga. Antes habían empapelado de carteles la calle con mas turistas de Delhi, logrando eco en los diarios indios más importantes. De hecho, este tramo de la huelga empezó frente a la Embajada de España, pero la policía les condujo al día siguiente al ‘protestódromo’ de Delhi, una acera no muy frecuentada.

Huelguistas en serie
Debe añadirse que Antonio asegura haber hecho ya más de diez huelgas de hambre desde que era estudiante. Y cada vez que una linea aérea le deja tirado, le monta una. Juan, que hace unos años se plantó en Bilbao a favor de las víctimas del terrorismo, también ha hecho ayunos terapéuticos de 20 días. En septiembre pasado, tras registrarse como Fundación Veg Pozo Rojas Padilla, Rojas hizo huelga de hambre en Pushkar, porque las autoridades les impedían adquirir tierras, por extranjeros. Cuando Juan se desmayó en Rishikesh, en pleno ayuno, le inyectaron glucosa en un hospital de mala muerte. Luego la policía impidió que ningún hotel le diera alojamiento. ‘A Gandhi por lo menos los británicos le dejaban hacer’, protesta Antonio, ‘mientras que ahora te meten en la cárcel por intento de suicidio.’ ‘Con los niños no se juega’, exclama, para resumir su empeño, Juan Manuel Rojas, madridista que ahora se declara fan del Barca por ´llevar Unicef en la camiseta’. Al día siguiente de haber abandonado su plaza entre los inquebrantables, Rojas reconoce que estaba llegando a su límite: ‘Pero hemos dado una lección en India, que es como si ellos vinieran a enseñarnos a torear. Y después nos plantaremos frente al Parlamento Europeo y embajadas de India. Vamos a ser un problema eterno. Aunque no quiero más huelgas de hambre. El oponente sufre mucho’.