Los Países Catalanes toman el relevo en la mayor feria del libro
JORDI JOAN BAÑOS
(Corresponsal) NUEVA DELHI
La cultura catalana tiene la enorme responsabilidad de suceder a India como invitado especial de la Feria del Libro de Frankfurt. El director del evento, Jürgen Boos declaró en su día que la presencia india había sido "con diferencia, la de mayor éxito y mayor cobertura mediática desde 1975", cuando se creó la figura de la literatura invitada. Ahí es nada. Aunque podría parecer una comparación entre David y Goliat, lo cierto es que la industria editorial india –luego sus autores- tiene también motivos para envidiar al centro editor de categoría mundial que es Barcelona.
Entre otras cosas, porque el boom de la literatura india que se inició en 1981 con Hijos de la medianoche de Salman Rushdie sigue siendo cosa de autores que escriben en inglés y que viven en Gran Bretaña o Estados Unidos: Amitav Ghosh, Vikram Seth, Anita Desai, Kiran Desai, Jhumpa Lahiri, Shashi Tharoor, Suketu Mehta, Pankaj Mishra, Amit Chaudhuri, Indra Sinha -finalista del Booker Prize 2007- y un largo etcétera. Por ello, es fácil identificar la literatura india servida en las librerías occidentales con la cocina india servida también en restaurantes europeos, debidamente adaptada al gusto del consumidor. La excepción sería Arundhaty Roy, residente en Nueva Delhi, aunque una década después de la publicación de El dios de las pequeñas cosas se ha centrado en el ensayismo político desde posiciones radicales de izquierda.
Así pues, aunque en su día Rabindranath Tagore consiguió el Premio Nobel de Literatura escribiendo en bengalí, lo cierto es que, casi un siglo después, la India independiente no ha conseguido nada parecido, ni para el hindi, ni para el bengalí, ni para ninguna de sus veinte lenguas oficiales. Uno de los objetivos de la campaña india en la Feria de Frankfurt 2006 –y en la de Leipzig- fue precisamente sacar del anonimato a sus grandes escritores en lenguas vernáculas. Servir literatura india hecha en India, con todo su curry. No en vano, son pocos los que, como el escritor en hindi Vinod Kumar Shukla, consiguen alguna repercusión fuera de India sin escribir en inglés. Lo que a menudo redunda en una escasa difusión en la propia India.
De cara a Frankfur, India apoyó, con medio millón de euros, la traducción de 50 títulos al alemán, el francés, el inglés y el castellano. 14 títulos fueron traducidos directamente de una lengua india al alemán. A la hora de escoger autores, se priorizó a los que ya tenían obra traducida. Entre los 60 escritores que viajaron a Alemania –junto a 170 editores-, la mayoría fueron patrocinados por la Fundación Nacional del Libro –más de treinta- y la Sahitya Akademi. Esta última, que ejerce de Academia para la promoción de más de veinte literaturas, envió a diez autores, cada uno en representación de una lengua. Entre ellos, cuatro poetas. Mientras que la Fundación priorizó el inglés y el hindi, con quince y ocho autores respectivamente, por encima de las demás lenguas. No obstante, nada de ello provocó ninguna polémica, según asegura el secretario de la Sahitya, A. Krishna Murthy. Entre otras cosas, porque la presencia mediática de la cultura libresca es muy escasa, ya que no está entre las prioridades de la burbujeante clase media india.
Cabe destacar que en sus logos e imagen la embajada cultural india evitó todo exotismo. Las conferencias de sus autores, en varias ciudades alemanas, abarrotaron los auditorios. Y el cine, la danza, la música y hasta la cocina indias acabaron de darle tirón popular. Algo tuvo que ver la estrecha colaboración del Goethe Institut, que entre otras cosas sufragó un programa de estancias de cinco semanas de varios escritores indios en ciudades alemanas –uno por ciudad- y de escritores alemanes en ciudades indias.
En lo que respecta a la invitada de 2007, la cultura catalana, el editor de Goyal Publishers se muestra muy interesados en la experiencia de Sant Jordi y hasta cita el nombre de Asha Miró como ejemplo de autora con posible tirón en India. No obstante, reconoce que Barcelona es una etiqueta mucho más conocida que Catalunya, aunque sólo sea porque los resultados de "La Liga" se siguen cada lunes en prensa y televisión y el Barça es el equipo español más popular en India. Por su parte, el presidente de la Asociación India de Editores, M. Malik, opina que aunque de entrada no haya una especial curiosidad por la literatura catalana, esta llegará, ya que "Frankfurt es una plataforma que da una enorme publicidad". Aunque todavía no tiene los datos, Malik confirma que la Feria de Frankfurt supuso un gran aumento en la venta de derechos de libros indios, incluso de autores en lenguas vernáculas.
En cualquier caso, en lo editorial, India sigue una pauta tercermundista. Exporta sus talentos literariors y acoge la deslocalización de la producción editorial, sobre todo en inglés, por parte de terceros países, atraídos por sus menores costes. Este año exportará libros por valor de noventa millones de euros. En total, publica 77.000 títulos al año -cifra similar a la de España- el 40 % de los cuales son en inglés. No obstante, la difusión real en librerías multiplica la presencia de la edición en inglés sobre las obras en otras lenguas indias, a menudo testimonial.
Entre otras cosas, porque el boom de la literatura india que se inició en 1981 con Hijos de la medianoche de Salman Rushdie sigue siendo cosa de autores que escriben en inglés y que viven en Gran Bretaña o Estados Unidos: Amitav Ghosh, Vikram Seth, Anita Desai, Kiran Desai, Jhumpa Lahiri, Shashi Tharoor, Suketu Mehta, Pankaj Mishra, Amit Chaudhuri, Indra Sinha -finalista del Booker Prize 2007- y un largo etcétera. Por ello, es fácil identificar la literatura india servida en las librerías occidentales con la cocina india servida también en restaurantes europeos, debidamente adaptada al gusto del consumidor. La excepción sería Arundhaty Roy, residente en Nueva Delhi, aunque una década después de la publicación de El dios de las pequeñas cosas se ha centrado en el ensayismo político desde posiciones radicales de izquierda.
Así pues, aunque en su día Rabindranath Tagore consiguió el Premio Nobel de Literatura escribiendo en bengalí, lo cierto es que, casi un siglo después, la India independiente no ha conseguido nada parecido, ni para el hindi, ni para el bengalí, ni para ninguna de sus veinte lenguas oficiales. Uno de los objetivos de la campaña india en la Feria de Frankfurt 2006 –y en la de Leipzig- fue precisamente sacar del anonimato a sus grandes escritores en lenguas vernáculas. Servir literatura india hecha en India, con todo su curry. No en vano, son pocos los que, como el escritor en hindi Vinod Kumar Shukla, consiguen alguna repercusión fuera de India sin escribir en inglés. Lo que a menudo redunda en una escasa difusión en la propia India.
De cara a Frankfur, India apoyó, con medio millón de euros, la traducción de 50 títulos al alemán, el francés, el inglés y el castellano. 14 títulos fueron traducidos directamente de una lengua india al alemán. A la hora de escoger autores, se priorizó a los que ya tenían obra traducida. Entre los 60 escritores que viajaron a Alemania –junto a 170 editores-, la mayoría fueron patrocinados por la Fundación Nacional del Libro –más de treinta- y la Sahitya Akademi. Esta última, que ejerce de Academia para la promoción de más de veinte literaturas, envió a diez autores, cada uno en representación de una lengua. Entre ellos, cuatro poetas. Mientras que la Fundación priorizó el inglés y el hindi, con quince y ocho autores respectivamente, por encima de las demás lenguas. No obstante, nada de ello provocó ninguna polémica, según asegura el secretario de la Sahitya, A. Krishna Murthy. Entre otras cosas, porque la presencia mediática de la cultura libresca es muy escasa, ya que no está entre las prioridades de la burbujeante clase media india.
Cabe destacar que en sus logos e imagen la embajada cultural india evitó todo exotismo. Las conferencias de sus autores, en varias ciudades alemanas, abarrotaron los auditorios. Y el cine, la danza, la música y hasta la cocina indias acabaron de darle tirón popular. Algo tuvo que ver la estrecha colaboración del Goethe Institut, que entre otras cosas sufragó un programa de estancias de cinco semanas de varios escritores indios en ciudades alemanas –uno por ciudad- y de escritores alemanes en ciudades indias.
En lo que respecta a la invitada de 2007, la cultura catalana, el editor de Goyal Publishers se muestra muy interesados en la experiencia de Sant Jordi y hasta cita el nombre de Asha Miró como ejemplo de autora con posible tirón en India. No obstante, reconoce que Barcelona es una etiqueta mucho más conocida que Catalunya, aunque sólo sea porque los resultados de "La Liga" se siguen cada lunes en prensa y televisión y el Barça es el equipo español más popular en India. Por su parte, el presidente de la Asociación India de Editores, M. Malik, opina que aunque de entrada no haya una especial curiosidad por la literatura catalana, esta llegará, ya que "Frankfurt es una plataforma que da una enorme publicidad". Aunque todavía no tiene los datos, Malik confirma que la Feria de Frankfurt supuso un gran aumento en la venta de derechos de libros indios, incluso de autores en lenguas vernáculas.
En cualquier caso, en lo editorial, India sigue una pauta tercermundista. Exporta sus talentos literariors y acoge la deslocalización de la producción editorial, sobre todo en inglés, por parte de terceros países, atraídos por sus menores costes. Este año exportará libros por valor de noventa millones de euros. En total, publica 77.000 títulos al año -cifra similar a la de España- el 40 % de los cuales son en inglés. No obstante, la difusión real en librerías multiplica la presencia de la edición en inglés sobre las obras en otras lenguas indias, a menudo testimonial.
EL JUICIO CRÍTICO DE NAIPAUL
En su reciente libro, "A writer’s people", el V. S. Naipaul sostiene que "India permanece escondida" en la obra de los escritores indios. Según el premio nobel, éstos no parecen conocer "nada más allá de su familia y su lugar de trabajo". Y como no se puede tener más de una familia, ironiza, hay una sobreabundancia de escritores de una sola obra. Por lo que Naipaul se pregunta si es posible construir una literatura de este modo, algo inédito en la historia. Agravado, además, por el absoluto predominio de exiliados voluntarios entre los escritores indios. "Los rusos del XIX escribían en ruso sobre rusos, para rusos y publicaban en Rusia", por lo que acertaron a describir "el carácter ruso", opina Naipaul. Mientras que los escritores indios, por lo demás miméticos de las modas occidentales, no servirían para conocer India. País que por otro lado, "no tiene una vida intelectual independiente". "En India la crítica no es un arte y lo que sale a la luz son los anticipos y los premios de los escritores", destaca. De modo que hasta el juicio sobre las obras se importa de fuera. Naipaul, él mismo nacido en Trinidad y residente en Londres, aunque oriundo de India, ha dedicado varios libros-reportajes al país de sus antepasados, como "India, a million mutinies now" o "A wounded civilization".
1 comentari:
¿Los países catalanes o Cataluña?
Publica un comentari a l'entrada