27.3.07

Maoistas masacran a 50 policías en India

JORDI JOAN BANOS (corresponsal)
BOMBAY.- La guerrilla maoísta masacro a una cincuentena de policías mientras dormían, en la madrugada de ayer, en una ofensiva con granadas y bombas, en el este de India. Entre doscientos y trescientos guerrilleros atacaron la aislada guarnición policial, en el estado de Chhattisgarh,, procediendo después a asaltar la armería y a minar los alrededores. Los maoístas, que infestan la zona, causaron también una docena de heridos, mientras que solo cinco de los suyos habrían perecido. De este modo, los maoístas -o naxalitas, como se les conoce en India- lanzan un nuevo desafío sin precedentes, a los diez días de haber asesinado, por primera vez, a un diputado del Parlamento Indio, en el vecino estado de Jharkhand. Dicho parlamentario, Mahto, se había destacado por alentar el enfrentamiento armado de las tribus de la zona con los rebeldes maoístas. No obstante, políticos de otros partidos habrían llegado a dudar de la autoría de los maoístas en dicho asesinato. Y es que actualmente se dirime una lucha por el liderazgo en el partido regional gobernante en dicho estado, al que pertenecía el diputado, después de que su máximo dirigente tuviera que dimitir del cargo de Ministro de Minas, en Nueva Delhi, hace apenas tres meses, al ser condenado por homicidio.

Sobre lo que no hay dudas es sobre la autoría del sanguinario asalto de ayer, que refuerza el fantasma del corredor maoísta que recorrería todo el este de la India, desde el Nepal (donde la tregua maoísta les ha hecho entrar en un gobierno de transición) hasta Andra Pradesh. Para algunos analistas de defensa, los naxalitas son la mayor amenaza para la seguridad del país. La violencia naxalita, que empezó en 1967 en la localidad de Naxalburi, en Bengala Occidental, afecta ya a mas de una docena de estados y ha repuntado en los últimos anos, con una media anual de 700 muertos, entre civiles, fuerzas de seguridad y guerrilleros. El impuesto revolucionario, que aplican en las zonas remotas que controlan, alcanza incluso a los políticos y a las obras publicas, y a menudo se solapa con el bandidismo tradicional. El panorama mas allá de dicho corredor, no es precisamente un ejemplo de estabilidad: Assam y los estados nororientales -donde el ejercito se enfrenta a otras guerrillas endemicas de caracter etnico- un estado gobernado por los marxistas –Bengala Occidental-, la bomba demografica de Bangladesh y, mas alla, la China comunista –que reclama como propio el estado indio de Arunachal Pradesh- y la dictadura birmana.